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La tuberculosis es una enfermedad infecciosa que afecta principalmente a los pulmones.
También puede localizarse en los huesos, los riñones, la piel, el sistema urinario, etc.
La tuberculosis se manifiesta por un conflicto de miedo a la muerte: Fase de reparación de un conflicto de alveolos pulmonares.
Es por este motivo que después de un periodo de guerra hay un aumento de la tuberculosis en la población, porque han vivido situaciones en las que el miedo a morir ha estado muy presente.
Una vez que termina la guerra, viene un periodo de relajación, en el que aparece el bacilo de Koch con la misión de reparar el pulmón que había sido dañado por el estrés sufrido por el miedo a la muerte.
En la época del romanticismo, en la que morían muchas personas con tuberculosis, ocurría algo parecido simbólicamente.
Como sabemos las dos principales emociones que afectan a los pulmones son la tristeza que, conlleva un estado profundo de sensación de muerte y la melancolía (alimento de viejos recuerdos) que nos conducen a un sentimiento de soledad y aislamiento.
Conflictos relacionados con la pérdida, delimitación, amenaza o invasión del territorio.
La pérdida puede ser real o simbólica: he perdido mi casa, mi trabajo, mi pareja, mi hijo…o, tengo miedo de perder mí negocio, mi casa, mi hijo, etc.
El inconsciente no hace diferencia entre lo real o simbólico, solo se maneja por la información que le llega a través de las emociones que sentimos.
Sensación de miedo inminente a morir por falta de oxígeno (en el territorio).
Sensación de falta de oxígeno por atmosfera limitada, por falta de libertad, por sobrepoblación, familiar o geográfica.
¿Tengo la sensación de que “me falta el aire”, sobre todo en mis relaciones con los miembros de mi familia?
Tuberculosis ganglionar: Conflicto del cuchillo sobre la garganta, por problemas financieros por ejemplo.
Tuberculosis cervical: Conflicto de tener “la soga al cuello”.
Miedo a ser mordido en la yugular por el “macho alfa”.
En general, los afectados por tuberculosis son personas desanimadas y tristes que han perdido la esperanza, la confianza y las ganas de seguir luchando.
Surge después de un conflicto, de una herida sufrida en el plano emocional que el enfermo mantiene en su recuerdo inundándole de tristeza, melancolía, pena y soledad.
El individuo se consume con la autocompasión y la desesperación.
Al final estos sentimientos ahogan (respiración) su capacidad de recibir la vida.
Recomendaciones para recuperar la salud física, emocional y espiritual:
La pena y la tristeza también son buenas, purificadoras, si las aceptamos y nos sumergimos en ellas.
La tristeza nos lleva hasta lo más profundo de nosotros mismos.
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Imagen: elcomercio.com