Origen emocional de la ARTERIOSCLEROSIS

La arteriosclerosis se manifiesta por un endurecimiento de las arterias y arteriolas, implicando sobre todo un agotamiento y una pérdida de elasticidad al nivel de la pared de éstas, una capacidad cada vez más débil de dilatación y circulación de la sangre.
Se endurecen cuando la persona se ha endurecido interiormente. Es la manifestación de una resistencia muy fuerte y de una estrechez mental física e interior.
La persona tiene ideas fijas y despiadadas, suele ser intransigente, rígida y sin compasión.
También tiene tendencia a ver únicamente el lado sombrío o negativo de la vida.

La arteriosclerosis es consecuencia del miedo a no hacer las cosas bien. 

A carecer de una capacidad de actuación suficiente y a la inflexibilidad para vivir la vida por un estricto sentido del deber y a una insensibilidad emocional.
Conflicto por no poder realizar la función paterna, de hombre:
“No llevo el alimento a mi casa”.
«Soy mal proveedor».
«No hay nada bueno para mí».
Autoalimentarse.
El enfermo se niega a ver lo bueno de la vida, ha perdido la fe y se resiste a continuar.
El alma está enferma y mantiene una lucha entre los placeres de la carne y los valores espirituales.
A veces la persona suelta su propia negatividad fijándose y criticando pequeños detalles sin importancia con tal de no reconocer y afrontar su falta de adaptación a la vida.
 

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