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La amigdalitis se produce en la fase de reparación o sanación del conflicto vivido. Expresa mi ira y frustración causada por algo que me estaba sucediendo y que me negaba a tragar.
El sentido biológico de fabricar más amígdala responde a la necesidad de protegerme mejor de los “bocados tóxicos” que entren por mi boca.
Asimismo, también puede tener el sentido de bloquear un bocado “bueno” dentro de la cavidad bucal y la garganta, para que no me lo quiten.
El conflicto emocional vinculado a las amígdalas, como la de todas las células del sistema linfático, me habla acerca de sentir desvalorización y angustia.
¿Qué situación o qué persona no “puedo tragar?
¿Qué he querido decir y en el último momento no lo he expresado?
La mayoría de las veces la amigdalitis está relacionada con algún miembro del entorno familiar o laboral.
¿Por qué me callo y no expreso lo que siento?
Indudablemente porque hubo un momento en el que lo hice y fue peligroso o me reprendieron y me hicieron callar a la fuerza.
Probablemente, si sufro amigdalitis en mi infancia alguien con autoridad no me permitía expresarme con libertad.
Ahora en el presente, continuo con el miedo a hablar cada vez que, simbólicamente, me encuentro con alguien que representa para mí a la autoridad.
Amígdala derecha: se afecta de amigdalitis cuando hay palabras que quiero decir y no puedo porque me las trago. Deseos de atrapar algo.
Amígdala izquierda: se refiere a palabras que he dicho ya y que no quería decir, me arrepiento de haberlas dicho. Querer escupir algo.
Este síntoma de amigdalitis me advierte que debo aprender a defenderme, a afirmarme en lo que soy y a luchar por lo que quiero.
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