La persona con herida de rechazo y como consecuencia de su tendencia a huir hacia los dominios superiores de la conciencia, experimenta el tiempo universal.
Es incapaz de percibir el tiempo lineal o estar en el presente, en el ahora, en el mundo físico.
¿Cómo vive la sexualidad?
La práctica de la sexualidad para alguien que ha vivido la herida de rechazo se convierte, en la gran mayoría de los casos, en una necesidad primordial.
Viven el sexo como un medio para conectarse con su cuerpo, con la realidad y para establecer contacto con otro ser humano.
Muchos de ellos descubrieron en la infancia que la masturbación les proporcionaba una sensación existencial, sobre todo cuando se encontraban aislados por su dificultad para conectarse con otras personas.
Aprendieron a sentirse vivos a través de la masturbación, de la sexualidad.
Sin embargo, hay otros individuos, con herida de rechazo, que creen que el sexo no es espiritual y no lo viven abiertamente como las demás personas.
Es más, pueden usarlo para escapar y evadirse de la realidad.
En ocasiones, suele ser rechazado sexualmente o él mismo evita la sexualidad.
Su sexualidad suele ir acompañada de una gran dosis de fantasía.
El servicio a los demás:
¿Qué se puede esperar de alguien que se pasa el tiempo en las nubes, que rehúye el contacto físico con otras personas y que no quiere implicarse?
El individuo que se ha sentido rechazado vive sumido en un alto grado de austeridad reduciendo sus necesidades al mínimo, alguien que no se da a sí mismo, tampoco podrá dar a los demás.
Cree que si no necesita nada, tampoco tiene que pedir y, por lo tanto, se puede sentir más independiente.
Extraído de mi libro La Tarea del Alma, si estás interesado puedes adquirirlo haciendo clic sobre el enlace de Amazon:
Imagen; gemasanchezcuevas.com