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Estructura RÍGIDA, una persona insensible. Creación del EGO:
El trauma importante en este carácter es la frustración en la búsqueda de satisfacción erótica, especialmente la genital.
Esta estructura rígida comienza a desarrollarse entre los tres y los cinco años, etapa en la que se despiertan las sensaciones tiernas y sexuales.
Su experiencia temprana relacionada con la sexualidad es la decepción y el rechazo, bien sea por la prohibición del placer en los juegos eróticos, como la masturbación o porque se siente rechazado en la búsqueda del placer sexual por parte de su progenitor de sexo opuesto.
En esta etapa de entrega tierna y erótica, llevado por su deseo de contacto, el niño/a se acerca y no se siente acogido y reconocido.
Hasta este momento, el individuo rígido gozaba de un amor y una aprobación muy fuerte por parte del padre de sexo contrario, pero a partir de ese momento comprueba cómo este empieza a distanciarse de él.
El niño experimenta la vivencia de ser rechazado en su totalidad, por lo que está sintiendo como novedad en sí mismo: por su estímulo erótico y tierno, ya que el placer erótico, la sexualidad y el amor son la misma cosa para un niño.
Estructura rígida, una persona insensible: el rechazo sufrido le va a impedir que pueda integrar y sentir, al mismo tiempo, el placer sensorial y emocional, tanto consigo mismo como con los demás.
Es decir, el niño, a partir de ese momento, experimenta una escisión entre su corazón y su sexualidad.
VIVENCIAS DE OTRAS VIDAS QUE TRAE EN SU MEMORIA:
Las personas con una defensa de carácter rígido han pasado en vidas anteriores por experiencias en las que ellos estaban al mando de la situación.
Es muy probable que hayan ostentado el poder de ser un rey, reina, líder o cualquier otro cargo de similar importancia, en el que la responsabilidad contraída con el mundo exterior le obliga a mantener un comportamiento intachable.
Su responsabilidad le impide tener algún problema o mostrar algún signo de debilidad ni cometer ningún fallo.
Su comportamiento debe de ser ejemplar ante cualquier circunstancia adversa y su apariencia ha de ser la de una persona perfecta.
Otras experiencias que han podido formar esta estructura están relacionadas con vivencias en las que el individuo ha pasado, en un momento de su vida, por un intenso sufrimiento (muerte, separación brutal de un ser querido, abusos, torturas, etc.), el cual no pudo soportar e, inconscientemente, para no volver a sufrir reprimió sus sentimientos, cerró su corazón y se volvió insensible al dolor.
VIVENCIAS EN EL COMIENZO DE LA VIDA ACTUAL:
La persona de estructura rígida ha nacido en el seno de una familia que le han inculcado a comportarse de una manera muy concreta y estricta. Sus padres controlaban todo su entorno, todas las circunstancias que rodeaban al niño.
Le enseñaban a «vestir bien», a mantener una higiene perfecta, a realizar los deberes correctamente, a llevar un comportamiento exquisito, a comer, dormir, levantarse a la hora conveniente, etc.
Trataban, por todos los medios, de crear alrededor del niño un falso mundo bañado por la ilusión de la perfección exterior.
Además, debían de controlar también su mundo interno, sus pensamientos, sus emociones y sus estados de ánimo.
La estrategia consistía en ocultar y negar cualquier experiencia negativa que se hubiera producido en el seno de la familia; por ejemplo, la enfermedad grave de un miembro del clan, la discusión o pelea ocurrida entre sus padres o cualquier otra contrariedad o problema personal.
Se le hacía ver que no había ocurrido nada, rápidamente todo era olvidado y conducían su atención hacia un falso mundo positivo.
El lema consiste en negar lo malo y centrarse en lo bueno, lo que provoca en el niño una falta de sensibilidad.
Si escucha que su padre está enfermo y se impresiona por ello, pero rápidamente su madre le dice que no, que la salud de su padre es buena, que no existe tal enfermedad, que todo funciona perfectamente y, además, trata de mantenerlo todo en orden para que no pueda haber ni la más mínima sospecha al respecto él, inconscientemente, llega a la conclusión de que no tiene nada de qué preocuparse.
Piensa: «Si la enfermedad de mi padre no existe, si no es real, si solo la he imaginado, entonces la persona que se había impresionado, que había sentido, tampoco es real, también es fruto de la imaginación».
Con esta interpretación de los hechos, el niño opta por negar su mundo interno puesto que no tiene sentido y empieza a contener sus sentimientos, lo que le lleva a perder su sensibilidad y se convierte en un ser hueco y vacío.
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