El cuerpo físico tras la herida de ABANDONO

El cuerpo físico de la estructura oral o de abandono refleja la privación que ha experimentado en su fase de crecimiento y que tanto añoran.

Algo, por otra parte, absolutamente esencial para un bebé, tanto para su desarrollo físico como psicológico y espiritual.

Como consecuencia, se puede observar en el cuerpo de los orales evidentes signos de inmadurez.

Su destreza y su actitud corporal les dan el aspecto de haber detenido su desarrollo en una época infantil, su cara tiene una expresión infantilizada y aparentan una edad muy inferior a la que realmente tienen.

Quizás esto se puede observar con claridad en muchas mujeres, en las que incluso su periodo de crecimiento llega a retardarse en comparación con el resto.

El cuerpo físico tras la herida de abandono tiende a ser largo y flaco, con el propósito inconsciente, de parecer más débil y reclamar ayuda.

Se diferencia del fraccionado porque no está tenso, sino más bien la musculatura está subdesarrollada y flácida, al contrario del fraccionado, que tiene muy desarrollados los tendones y los músculos.

El cuerpo oral tiende a estar inclinado hacia atrás y tiene cierta propensión a derrumbarse, en cierto modo, por la debilidad de sus músculos.

El cuello suele ser alargado y, como el resto de su cuerpo, la musculatura poco desarrollada.

Los hombros se muestran muy caídos y aparecen retrasados con respecto a la verticalidad del cuerpo.

Esta postura suele estar compensada por la proyección de la cabeza hacia delante, lo que provoca que el individuo oral siempre empiece el movimiento hacia adelante desde la cabeza y no desde el suelo, desde los talones, como se haría desde una posición normal; a cada paso empuja el cuerpo hacia adelante, lo que hace que el caminar tenga un aspecto ondulante.

El tórax es plano, frío y con las costillas muy marcadas.

El cuerpo físico tras la herida de abandono, los brazos parece que cuelgan de los hombros, son largos, débiles y muy poco desarrollados.

Las manos son delgadas y largas.

Las piernas son delgadas y larguiruchas, dan la impresión de no poder sostener erguido el cuerpo.

Las rodillas están generalmente tensas.

El eje vertical del cuerpo está desplazado hacia los talones, lo que nos indica que no está bien enraizado en este mundo y, como consecuencia, su falta de equilibrio, de autonomía y de inestabilidad.

Para comprobarlo solo hace falta darle un ligero empujón sobre su pecho y veremos que se puede caer hacia atrás fácilmente.

El cuerpo físico tras la herida de abandono, los pies son delgados, estrechos y con cierta predisposición al pie plano.

La pelvis suele tenerla más pequeña que el resto de las personas y se mantiene adelantada, conjuntamente con las nalgas.

Suele tener mandíbulas poco desarrolladas.

Su voz es débil, infantil y triste.

La piel es fina, como la de un bebé y la presencia de vello es escasa o nula.

Es muy significativa la expresión de sus ojos, estos los tiene grandes y muy abiertos, se puede decir que la forma que tiene el oral de arraigarse en este mundo es a través de los ojos.

Su mirada es de atracción y súplica de amor y apoyo. Tanto es así que su aspecto puede hacer despertar, en los otros, un fuerte sentimiento de compasión.

Sus labios suelen ser blandos y más bien carnosos y el gesto de su boca tiende a expresar tristeza y sufrimiento.

En la mujer, las mamas son pequeñas y muy poco desarrolladas, aunque excepcionalmente, en algunos casos los pechos pueden ser grandes, colgantes y blandos.

La respiración es poco profunda y entrecortada, como consecuencia su nivel de energía es muy bajo y es por eso por lo que tiene poca capacidad de acción, siempre se queja de estar muy fatigado y cansado.

Desapego por el aspecto físico: como ya hemos dicho él está más ocupado en su aspecto energético que en lo demás.

En general, el oral no le presta demasiada atención a su aspecto físico, no tiene excesiva preocupación por su imagen ni por su forma de vestir, con la única excepción de que le gusta estar cómodo.

Motivado por el miedo a carecer, suele comprar compulsivamente cuando llegan las rebajas, aunque no lo necesite.

Tienen la tendencia a conservar su ropa durante muchos años, aunque no hagan uso de ella y les cuesta una barbaridad vaciar los armarios.

Su inseguridad e inquietud por el futuro les crea la tendencia a «retener las cosas»; quieren asegurar al máximo, por lo que pueda ocurrir.

Extracto de mi nuevo libro LA TAREA DEL ALMA, si deseas adquirirlo haz clic sobre el enlace de Amazon:

Imagen:thehappening.com

Deja una respuesta