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Las meninges son las tres membranas de tejido conjuntivo que recubren y protegen el cerebro y la médula espinal.
La función principal de las meninges, así como del líquido cefalorraquídeo es proteger el sistema nervioso central. Estas tres capas son: piamadre, duramadre y aracnoides.
El cerebro simbólicamente representa la vida misma, “mi vida” y estará relacionado con la manera en que yo llevo mi vida, cómo me desenvuelvo, con lo que hago en mi vida, mis aspiraciones, etc.
Por lo tanto, el objetivo de las meninges es el de proteger a mi cerebro, a “mi vida”, ante cualquier ataque.
Estas membranas se pueden ver afectadas cuando he vivido un impacto emocional grave de “miedo” por un accidente, un asalto, un robo, un intento de abuso, etc.
Como consecuencia, sentí que me moría o que algo o alguien, me podían causar la muerte.
Las meninges solo se verán afectadas en la fase de reparación del impacto emocional, es decir, cuando he asimilado, aceptado y perdonado lo que me ha ocurrido.
“Creí que me mataría en ese accidente”
“Pensé que me iban a matar”
“Sentí, por un instante, que regresaba vivo”
Piamadre: Representa a nuestra “madre” (real o simbólica).
Cuando se produce algún daño en las meninges es porque he vivido alguna situación en la que me he sentido agredido o desprotegido por mi madre y, como consecuencia, tuve miedo a morir (real o simbólico).
“Mi madre no me apoya, no me defiende. Nunca puedo contar con ella”.
“Me siento agredido por mi madre física y psicológicamente”
“Siento que mi madre no me quiere, se olvida de mí, siempre tiene la despensa vacía”
Aracnoides: Mi madre es sobreprotectora y me inmoviliza, me siento como atrapado en una red de protección.
“Siento que mi madre no me deja vivir, me chupa mi esencia”
“Quiero escapar de la red de mi madre, pero me siento incapaz de lograrlo”
Conflictos en relación a reservas de agua.
Duramadre: Conflicto con una madre muy “dura”.
“Tengo una madre muy dura: nunca me abraza, ni me besa, ni me dice palabras amables y cariñosas”
“Quiere que yo sea más fuerte y se burla cuando me ve llorar”.
Cuando el afectado se trata de un niño menor de 14 años, habrá de buscarse situaciones, como las que he resaltado, que hayan podido afectar a su madre o a su padre.
Si ellos no han vivido nada similar, deberemos revisar el proyecto sentido y el árbol genealógico, por si hubiéramos heredado este programa de un antepasado.
Si se trata de un adulto, en primer lugar, ha de analizar su vida presente y si no encuentra ninguna experiencia como las resaltadas, entonces necesitará indagar en su proyecto sentido y en el transgeneracional.
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Imagen: eluniverso.com