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Una migraña es el resultado de una desvalorización intelectual.
Una migraña es un dolor de cabeza pulsátil e intenso que habitualmente afecta a un lado de la cabeza, aunque puede afectar a ambos.
El dolor empieza repentinamente y puede ir acompañado de náuseas, vómitos y fotofobia (sensibilidad a la luz).
La migraña sucede porque la persona está viviendo una situación de estrés muy grande por algo que la tiene muy preocupada.
Piensa, reflexiona y duda si hacer algo o no, si se ha equivocado, si debería haber hecho algo de diferente manera, etc.
Le da vueltas y vueltas tratando de encontrar una solución con el intelecto y como no la encuentra siente una gran desvalorización intelectual.
Esta excesiva actividad mental hace que se concentre una gran cantidad de sangre en su cerebro produciendo una vasodilatación arterial.
¿Pero cuál es el sentido biológico de acumular mayor cantidad de sangre en el cerebro?
Pues para que pueda realizar mejor y con más eficacia su función de pensar.
Durante el proceso de estrés no dolerá la cabeza.
Pero cuando la persona se relaja o encuentra una solución al conflicto empezará el dolor de cabeza porque el cerebro va a quedar inflamado por la saturación de sangre.
Cuando surge el dolor inmediatamente dejamos de pensar, de darle vueltas a la misma situación porque ahora solo centramos la atención en el dolor.
En la cabeza se encuentra nuestro centro de mando, desde el que pensamos, razonamos, tomamos decisiones, prevenimos imprevistos, etc.
Si por algún motivo ajeno a mí, siento que estoy perdiendo el control, que mi rutina se altera o que mis expectativas no se cumplen porque algo no sale como yo quiero o porque alguien interfiere en lo que yo tengo planeado,
¿Qué me puede ocurrir? ¡Pues, una migraña!
Podríamos decir que la migraña va asociada a una emoción de intolerancia, a una incapacidad de adaptación a los cambios, a lo imprevisto, a lo inesperado.
La persona no está preparada para aceptar la frustración:
“Rechazo la frustración, siempre quiero que todo salga como debe ser, nunca estoy satisfecho”,
“Siempre me falta algo para estar bien”.
“Me desvalorizo intelectualmente”, “Tengo que ser más eficaz, desarrollar mi capacidad intelectual para encontrar una solución», «No soy lo suficientemente inteligente»
La migraña también puede afectar a aquellas personas que continuamente se sienten obligadas a superarse sin tener en cuenta sus limitaciones ni sus necesidades reales.
Puede tratarse de individuos que se han sentido sometidos a restricciones, impedimentos u obligaciones en el ámbito afectivo o familiar.
Por consiguiente, no se conceden el derecho de ser lo que quieren, de seguir la dirección deseada.
Tienen dudas sobre su valía y creen que “no pueden” por sí mismos y por eso viven apegados a alguien, aunque sienten miedo de ser manejados y manipulados.
La migraña aparece cuando sienten terror a que se descubra que han hecho algo mal, es decir, que viven con una inquietud permanente para no decepcionar a los otros.
Para contrarrestar esa angustia, se esfuerzan trabajando durante más tiempo y más duro que los demás y así conseguir la aprobación.
Igualmente puede manifestarse en aquellas personas que tienen dificultades en su vida sexual, tales como represión, miedo o rechazo desde la infancia, y ahora emergen a la superficie.
Es como una lucha, una tensión entre los pensamientos y la sexualidad, que provoca la sensación de que la cabeza le puede explotar.
De alguna manera, los afectados de migraña se han sentido desvalorizados intelectualmente por alguno de sus progenitores o por ambos, durante la infancia.
“Hijo tú no sabes, calla la boca”, “Tú no opines, eres muy pequeño aún”, “Tus ideas no son las mejores”.
A partir de esta experiencia el niño/a vive obsesionado con la siguiente cuestión: ¡Tengo que pensar, elucubrar, de la manera más acertada para lograr que mi mamá o mi papá me acepte intelectualmente!
Comienza a vivir la vida basada en el intelecto, en lo racional, se lo pasa analizándolo todo desde el punto de vista intelectual y, por supuesto, es muy importante tener razón y no cometer errores.
En general, el afectado de migraña suele ser muy cerebral, intolerante, exigente, perfeccionista y apasionado.
Tiene la tendencia a querer controlar en todos los aspectos e intenta buscar una solución mental a cualquier situación..
“Me paso el día reflexionando, debo hallar una solución con mi cabeza y a veces, es imposible”,
“Busco, con mi imaginación, soluciones a todos mis problemas, aunque no esté en mi mano”,
“Me siento culpable por no encontrar la solución acertada”.
Para que la migraña desaparezca definitivamente es primordial que tome consciencia y cese en su empeño de pretender que la gente le acepte intelectualmente y que le dé la razón, aunque tenga la certeza de tenerla.
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Imagen: futuro.cl