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“La fiebre puede revelar cierta gravedad del mal, pero no daña, sino al contrario, se defiende de él y debe en principio respetarse.
Es como el barómetro que anuncia el mal tiempo, pero no arreglamos nada quitándolo o, rompiendo el barómetro”.
Autor: Dr. Letamendi – catedrático de medicina.
Se le llama fiebre a un aumento anormal de la temperatura corporal.
La fiebre tiene la función de proporcionar o restituir la temperatura adecuada al momento.
La fiebre siempre viene a recuperar el calor perdido.
Conflicto relacionado con la pérdida de calor humano.
Cuando una persona presenta fiebre significa que siente una gran cólera tras un conflicto de separación con el calor, por no «tener el calor necesario o falta de calor humano».
“Espero el calor que no llega, acabo por proporcionármelo yo mismo”.
Por ejemplo: Un niño se siente separado o rechazado por su madre tras un conflicto vivido. Al día siguiente se despierta con fiebre alta, siente frío, se estremece.
Su madre se queda en casa para cuidarlo. El conflicto se ha solucionado porque el niño ha encontrado la atención y el cuidado que reclamaba.
El niño empieza a tener calor, es la señal de que el cuerpo comienza a reponerse.
La fiebre en los niños también puede ser una forma de escapar de la crítica.
Del mismo modo, la fiebre puede ser la consecuencia de sentir emociones que nos queman.
Puede tratarse de una ira intensa, de una decepción porque algo no resultó como hubiéramos deseado o tal vez, nos sentimos indignados.
Estas emociones pueden ir dirigidas hacia nosotros mismos, contra alguien o frente a un suceso que nos quema.
Cuanto más se eleve la temperatura, mayor y más urgente será el conflicto a resolver.
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