La agorafobia consiste en un miedo y una ansiedad intensos de estar en lugares de donde es difícil escapar o donde no se podría disponer de ayuda.
El origen de la agorafobia ha podido estar en el vientre materno. El que la sufre sigue siendo muy dependiente en el plano afectivo de su madre, no ha sido capaz de cortar el lazo materno.
“Estoy bien en el vientre de mi madre, pero percibo un gran peligro fuera”,
“No me meto en situaciones que no puedo controlar”,
“Si pasa algo, nadie va a poder ayudarme”.
Se trata de personas muy sensibles y receptivas a nivel psíquico, que absorben las emociones ajenas, especialmente, los miedos y no saben discernir ni protegerse de esta influencia emocional de los otros, lo que aumenta notablemente sus propios miedos.
Probablemente, han convivido en un ambiente familiar conflictivo, en el que durante su infancia, tuvieron que responsabilizarse en demasía de algo o de alguna persona (normalmente la madre), es decir, han asumido responsabilidades que no le correspondían.
Por lo tanto, el afectado de agorafobia suele tener un apego muy alto a la crítica, se queja constantemente por cómo van las cosas y, en especial, critica a la madre.
Este síntoma está fuertemente vinculado a un miedo inconsciente a la muerte y a la locura.
Asimismo, deberemos buscar en el árbol genealógico situaciones relacionadas con el frío, por ejemplo, alguien que quedó atrapado por el frío o que incluso murió a causa del frio.
Recomendaciones para recuperar la salud física, emocional y espiritual:
Es necesario hablar con la mamá y averiguar qué es lo que ella estaba sintiendo durante su embarazo. Del mismo modo, ha de cortar los lazos de dependencia de la madre.
Es fundamental, aceptar e integrar los miedos, en especial, el temor a “perder el lugar”, para estar en armonía consigo mismo y con el mundo.
Debe establecer una relación responsable y saludable con su parte materna para empezar a vivir una vida en equilibrio.
Imagen: laguiafemenina.com
