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Acción defensiva contra la HUMILLACIÓN: La estructura masoquista se ha creado para evitar sufrir y vivir el dolor relacionado con la humillación.
Acción defensiva contra la HUMILLACIÓN: la personalidad del individuo masoquista está basada en el miedo y en la cólera.
Si lo que destaca es el miedo, la cólera queda suprimida en el inconsciente y la persona se transforma en un «masoquista pasivo».
Si, en realidad, lo que prevalece es la cólera y el miedo queda relegado a la sombra, nos encontraremos ante un «masoquista activo».
La forma de reaccionar del masoquista pasivo debido al miedo a exponerse, a ser vulnerable, fue la de esconderse y empezar a vivir una vida aislada, oculta, reservada, separándose de los otros.
Creó una enorme muralla alrededor de sí mismo, su gran fortaleza física, para tratar de impedir que le controlen.
Reprimió sus deseos, sus necesidades, sus sentimientos, su corazón, su creatividad, porque si no lo hace tendrá una frustración, o se lo roban o pueden utilizarlo para humillarle.
Empezó a comportarse según los ideales y mandamientos que le han impuesto, pero solo cara al exterior, en apariencia.
Internamente no se someten, no se doblegan, permanecen en conflicto, en tensión, aunque no lo demuestre.
Él está ahí dentro, quejándose, sufriendo, resentido con el mundo, y los otros están fuera.
El aislamiento le causa dolor, sabe que los sentimientos pueden unir, pero tiene mucho miedo de expresarlos.
El miedo no le permite salir y le mantiene en el lodo, atascado, enfadado, hirviendo de ira y de odio.
Al distanciarse de sus emociones y de sus necesidades no está claramente implicado en la vida, la percibe como una lucha permanente, pero que está perdida de antemano, y toda la culpa la tienen los demás.
Por eso no tiene una marcada ilusión por vivir; por el contrario, sus frustraciones van acumulándose al mismo tiempo que va creciendo su sufrimiento, por haber perdido su individualidad y haberse resignado a la renuncia de sí mismo.
Ante semejante panorama el masoquista declara que:
«La vida es dura e injusta».
«La gente es mala».
«Me siento impotente».
¡Pobre de mí!
Este aspecto defensivo es más frecuente en las mujeres.
En cambio, el masoquista activo, más común entre los hombres, está basado en la rebelión.
El masoquista activo reprime el miedo y proyecta desde el inconsciente la cólera acumulada contra todos los que han abusado de él en el pasado, cólera que pueden expresar directamente y con un fuerte grado de violencia.
Él está convencido de que son los otros los que no se han comportado bien, que son los culpables de su sufrimiento y no parará, en esta vida injusta, hasta poder materializar la venganza.
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Imagen:lamenteesmaravillosa.com